lunes, 9 de enero de 2012

Sueño Fatal

  Su voz empezó a debilitarse antes de empezar a contarme lo que le había sucedido la noche anterior. Lo que ella vivió no fue nada mas que una simple pesadilla, pero fue una de esas que no se olvidan tan facilmente. Ella (me reservo el derecho de publicar su nombre, aunque bien sabe quien es) estaba ad portas de ingresar a un museo cualquiera con un grupo de amigos (de esos que le sobran), cuando un viento frio salido de sabe Dios donde hizo que se detuviera un momento a pensar en lo que estaba a punto de hacer.
  No necesitaba darse ánimos, o al menos eso es lo que ella intuyó, pues solo se limitó a entrar al museo. Antes de empezar el recorrido, la guía les recomendo esperar unos minutos en una habitación. La decoración rayaba en lo minimalista, pues a parte de la ventana y los sillones, no había en ella nada mas.
  A partir de ese momento, todo fue tal cual se esperaria de una visita guiada a un museo, con sus explicaciones, la prohibicion de fotografias y sobretodo la prohibicion de tocar los objetos puestos en exhibición.
  Llegaron a la parte mas oscura del museo y la guía les dio una ultima advertencia: "No toquen absolutamente nada". Entraron a una sala poco iluminada y con olor a viejo y guardado. A los lados se podian apreciar estantes repletos bultos extraños... de forma humanoide.
  Momias. La explicación mas lógica era esa. Pero, ¿por que tomarse la molestia de ponerse tan serios con articulos que destacaban por su inutilidad?
  Dejó de preocuparse por eso y avanzó silente por el pasadizo enrevezado que era aquella sala, solo para experimentar el peor de los momentos.
  El suelo tembló... y luego dejó de ser solamente el suelo pues la sala y el museo en pleno empezaron a sacudirse con una violencia inusitadamente extrema. Lo peor estaba por llegar.
  Las momias empezaron a desprenderse de las mortajas que los envolvian, revelando sus aterradores rostros que, aun en la semioscuridad de la sala, pedian a gritos silencio eterno.
  Ella (...!) se vio envuelta en una masa compacta de cuerpos zarandeantes y alaridos de dolor, seguidos de sonidos que retumbaban como si en aquel preciso instante el mundo colapsara. 
  Sus amigos murieron de una forma terrible, unos luchando vanamente contra cientos de años de odio contenido por aquellas figuras que apenas y podian andar en aquel caos; otros, aplastados por  bloques de cemento que se desprendian del techo.
  Horrorizada, vio que la unica con vida en esa sala era ella, y era precisamente esa vida la que las momias buscaban para cercenarla. Cerró los ojos y gritó. Gritó fuerte y con mas dolor que nunca al saber que sus veinte años estaban a punto de desaparecer.
  El sonido del despertador la sacó de aquella pesadilla, pero el miedo aun no la abandona.